miércoles, 30 de septiembre de 2015
ANTIGUA CIUDAD DE PETRA
martes, 29 de septiembre de 2015
LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO (El Faro de Alejandría)
Fue construido por el arquitecto Sóstrato de Cnido por orden de Ptolomeo I en la isla de Faro (Pharos), frente a Alejandría. Consistía en una gran torre sobre la que una hoguera nocturna marcaba la posición de la ciudad a los navegantes, dado que la costa en la zona del delta del Nilo es muy llana y se carecía, por tanto, de cualquier referencia para la navegación marítima.
Su altura alcanzaba los 134 metros y en su construcción se utilizaron grandes bloques de vidrio que fueron situados en los cimientos para evitar la erosión y aumentar la resistencia contra la fuerza del mar. El edificio, erigido sobre una plataforma de base cuadrada, era de forma octogonal y estaba construido con bloques de mármol ensamblados con plomo fundido. En la parte más alta un gran espejo metálico reflejaba la luz del sol durante el día, y por la noche proyectaba la luminosidad de una gran hoguera a una distancia de hasta cincuenta kilómetros.
Junto con el Mausoleo de Halicarnaso, el faro logró sobrevivir intacto todo un milenio. Sin embargo, fue severamente dañado por los terremotos de 1303 y 1323 hasta el punto de que el avezado viajero árabe Ibn Battuta escribió que le había sido imposible entrar en las ruinas.
Los restos desaparecieron en 1480 cuando el sultán de Egipto Qaitbey empleó los bloques pétreos de las ruinas para construir un fuerte.
En la actualidad existe un proyecto de reconstrucción del faro (estimado en 40 millones de dólares), propulsado por varios países de la Unión Europea (Francia, Alemania, Italia y Grecia) que están dispuestos a incluir el Faro en el ambicioso proyecto Medistone, concebido para recrear y conservar los monumentos arquitectónicos de la época ptolomea.
lunes, 28 de septiembre de 2015
LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO. (El Coloso de Rodas)
En el año 305 a. C., Rodas, que en las luchas de los diádocos se había alineado con Ptolomeo I, fue invadida por un poderoso ejército dirigido por Demetrio Poliorcetes, hijo de Antígono I Monóftalmos.
Para apoderarse de la ciudad, Demetrio mandó a construir varias torres de asedio con el fin de asaltar las murallas. La primera de estas torres fue montada en seis barcos. Este primer intento no dio resultado porque los barcos naufragaron en una tormenta antes de que la torre pudiera ser utilizada. Demetrio volvió a intentarlo con otra torre aún mayor construida sobre la tierra. Este tipo de arma de asedio era denominada helépolis. Sin embargo, los defensores rodios repelieron el ataque inundando el terreno ante los muros para que la helépolis no pudiera ser desplazada.
En el año 304 a. C. una flota enviada por Ptolomeo I, aliado de Rodas, hizo huir precipitadamente a Demetrio, quien abandonó la mayor parte de su armamento de asedio. A pesar de su fracaso frente a los muros de Rodas, Demetrio obtuvo el sobrenombre de Poliorcetes, "conquistador de ciudades" por sus éxitos militares. Los rodios vendieron por 300 talentos los equipos de asedio abandonados.
Para celebrar su victoria, los rodios decidieron que Cares de Lindos ―nativo de la isla, y discípulo del célebre Lisipo, quien había esculpido en Tarento una estatua de bronce de Zeus de unos 22 metros de altura― construyera una estatua gigantesca al dios Helios, protector de la ciudad. Le preguntaron al escultor cuánto costaría una estatua de 50 pies (15 metros) de altura; cuando les respondió, le preguntaron cuánto costaría una estatua del doble de altura. Él respondió que el doble, y los rodios firmaron el contrato. Cares no tuvo presente que al doblar la altura, necesitaría ocho veces más materiales. Esto lo llevó a la bancarrota y el suicidio.
El coloso de Rodas fue terminado por Laques (también de la aldea rodia de Lindos) en el 292 a. C.
Sesenta y seis años después de su construcción, en el año 226 a. C. un terremoto derribó la colosal obra. Los habitantes de Rodas decidieron dejarla acostada en el mismo lugar pues un oráculo aseguró que el derribo de la estatua fue voluntad de los dioses. Y así quedaron los restos de la estatua durante novecientos años aproximadamente, hasta que en el año 654 d. C. los musulmanes se apoderaron del bronce como botín en una de sus incursiones.Un judío de Edesa compró el bronce y dijo haber necesitado 900 camellos para cargarlo.
LocalizaciónEditar
Durante muchos años se creyó que la estatua había sido erigida con una pierna apoyada en cada parte del muelle de Rodas como aparece en algunas imágenes. Sin embargo, no parece que haya sido realmente así por dos razones: si hubiera sido erigida allí, se habría hundido por su propio peso. La otra razón es que para su construcción tendrían que haber cerrado un muelle de gran importancia militar durante varios años, siendo vulnerables a ataques por mar. Otra hipótesis, publicada en un artículo de la arqueóloga alemana Úrsula Vedder (2008) sugiere que el Coloso no habría estado en el puerto, sino que era parte de la Acrópolis de Rodas, sobre una colina ahora llamada monte Smith, con vistas a la zona portuaria. Tradicionalmente se creía que el templo en la cima del monte Smith estaba dedicado a Apolo, pero ―de acuerdo con Vedder― habría sido un santuario de Helios. Según Vedder, los sobredimensionados cimientos de piedra en el sitio del templo, cuya función no se conoce con exactitud, habrían sido la base de soporte del Coloso.
domingo, 27 de septiembre de 2015
LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO. ( El Mausoleo de Halicarnaso)
sábado, 26 de septiembre de 2015
LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO. (Estatua de Zeus, Olimpia)
Al acabar la monumental obra, Fidias no quedó plenamente satisfecho de su labor. A su exigente genio artístico le parecía poco perfecta. Y deseando conocer la opinión pública, ideó un ingenioso medio. Invitaba a la gente a entrar en el templo (para contemplar la recién terminada estatua), Fidias ocultóse detrás de ella sin ser visto por nadie. Los habitantes de Olimpia criticaron la obra sin regateos ni hipocresías. Para unos la nariz de Zeus era demasiado grande; para otros eran los labios, los ojos o la barba lo que no encontraban de su gusto en el venerado dios. Con suma paciencia escuchó Fidias las numerosas observaciones que sincera y espontáneamente hacían sus paisanos. Y como algunas le parecieron justas y atinadas, emprendió seguidamente el retoque de la gigantesca estatua de Zeus.
Días y días trabajó Fidias febrilmente en su obra. Y cuando, al fin, dio el último golpe de cincel, cuenta la leyenda que postróse de hinojos ante su majestuoso Zeus y exclamó:
-- ¿Oh, rey de los dioses...! Recibe mi obra: si la juzgas digna de ti, sírvete manifestarlo por un signo exterior.
La respuesta no se hizo esperar. Cuenta la tradición que los cielos se abrieron, retumbó un espantoso trueno, y por el espacio sin techumbre del atrio "el dios lanzó un rayo en prueba de complacencia...".
Y sólo entonces comprendió Fidias que había dado cima a su obra maestra. A partir de entonces la Antigüedad agotó las frases de elogio para ensalzar la maravillosa escultura del más genial de los artistas. Epicteto exclamaba entusiasmado:
--¿Id a Olimpia para admirar la imagen de Zeus; considerad como una desgracia morir sin haberla visto!
Todo fue bien para los griegos hasta que allá por el año 148 a.C., los romanos, acaudillados por el cónsul Mummio, invadieron la Grecia, que, después de la toma y destrucción de Corinto, fue incorporada a la República con el nombre de Acaya. Las obras de arte de Corinto fueron enviadas a Roma. Muchas de las cuales aún se exhiben en diferentes museos italianos procedentes de aquella desenfrenada rapiña.
Pero estos tesoros artísticos no colmaron los deseos de los emperadores romanos. Querían la estatua de Zeus de Olimpia. Calígula concibió el proyecto de llevar a Roma la mayor maravilla del mundo y subsistir la estatua del dios por un busto suyo de marfil. Se cuenta que cuando los enviados del vanidoso Calígula penetraron en el templo con la ridícula cabeza de su emperador, ocurrió un hecho sorprendente: en medio del impresionante silencio del templo, Zeus lanzó tan formidable carcajada al ver el busto de su substituto, que los romanos huyeron aterrados, sin intentar siquiera hacer el cambio.
Se ignora lo que sucedió luego; pero consta que Calígula abandonó el proyecto de trasladar a Roma El Zeus de Olimpia. El emperador Teodosio fue menos tímido y supersticioso: Haciendo caso omiso de las temerosas advertencias de los griegos, hizo trasladar la maravillosa obra de Fidias desde Olimpia a Constantinopla. Y a pesar de que han sido muchos los investigadores y arqueólogos que han buscado la estatua en esta última ciudad turca, jamás se ha encontrado.
En cambio, las excavaciones que iniciaron allá por el año 1834 por el alemán Curtius y otros investigadores , pusieron al descubierto casi todos los monumentos de la antigua Olimpia, y hasta el lugar donde se hallaba el trono del dios Zeus. Sin embargo, desgraciadamente, de la estatua nadie sabe nada. ¿Estará, acaso, en el fondo de las aguas del Bósforo o de los Dardanelos?.
jueves, 24 de septiembre de 2015
LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO. (Templo de Artemisa)
He posado mis ojos sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la estatua de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la enorme obra de las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo, el Sol nunca pareció jamás tan grandeAntípatro de Sidón Antología griega (IX.58)
Al sanador de los desastres, a Apolo, dador de la Luz a los mortales, Eutiquess le ha erigido en ofrenda [una estatua de] la Señora cretense de Éfeso, la Portadora de la Luz.
El lugar sagrado de Éfeso era mucho más antiguo que el templo. El geógrafo Pausaniasafirmó que existía muchos años antes de la inmigración Jonia y que era, incluso, más antiguo que el culto al Oráculo de Apolo en Dídima. Los anteriores habitantes de la ciudad eran léleges y lidios.
El lugar en el que se fundó el santuario de Artemisa había sido ya objeto de veneración por las poblaciones locales que practicaban allí el culto a la Diosa madre o a Cibeles, culto al que después se asimiló el de Artemisa.
Las excavaciones de la Escuela Británica permiten seguir las fases principales de la evolución arquitectónica del conjunto.
La gran abundancia de exvotos, desde el siglo VIII a. C., demuestra un lugar de culto. El edificio más antiguo que corresponde a la primera fase, se trata de un altar, al que siguió la construcción de algunos templos de pequeñas dimensiones (naískois). De éstos, el que precede al templo arcaico fue levantado hacia el 600 a. C. Medía 14 x 28 m y estaba rodeado por un muro de cierre.
La construcción del edificio requirió muchísimo tiempo. Plinio el Viejo y Marco Vitruvio afirman que los trabajos prosiguieron durante 120 años. y que fueron varios los arquitectos que los dirigieron. La primera construcción del templo data del siglo VIII a. C., y fue destruido por los cimerios.
El templo fue diseñado por el arquitecto griegoQuersifrón, de la ciudad cretense de Cnosos y construido alrededor del año 550 a. C. a expensas de Creso, el poderoso rey de Lidia. Fue terminado por Metágenes, hijo de Quersifrón, con ayuda de Teodoro, el arquitecto del Hereo de Samos. Se eligió un terreno rocoso como precaución frente a terremotos, según Plinio el Viejo. El templo se convirtió en atracción turística, visitado por mercaderes, reyes y viajeros, que pagaban tributo a Artemisa en forma de joyas y otros bienes. Su esplendor también atrajo adoradores que formaron el culto de Artemisa.
El templo era respetado como lugar de refugio, tradición que se trasladó al mito con las amazonas que se refugiaron allí tanto de Hércules como de Dioniso.
El templo de Éfeso fue destruido por un incendio provocado por Eróstrato el 21 de julio del año 356 a. C., la noche que, se dice, nació Alejandro Magno. Según la historia, su único fin fue lograr fama a cualquier precio.
Se descubrió que un hombre había planeado incendiar el templo de Diana en Éfeso, de tal modo que por la destrucción del más bello de los edificios, su nombre sería conocido en el mundo entero
Los efesios, ultrajados, intentaron que su nombre nunca fuera recordado, prohibiendo, bajo pena de muerte, mencionarlo. Sin embargo, éste ha llegado a través de Estrabón.
Alejandro Magno nació la noche en la que el templo ardía. Plutarco sentenció que Artemisa estaba demasiado preocupada por este hecho como para salvar su propio templo en llamas. Más tarde, Alejandro ofrecería a los efesios costear su reconstrucción, a lo que se negaron, aduciendo que no era conveniente que un dios le construyera un templo a otra divinidad. Sin embargo, el templo fue restaurado tras su muerte, en el año 323 a. C. La reconstrucción del templo es atribuida por algunos autores al rodio (o según otros, macedonio) Dinócrates, el que realizó las mediciones para la fundación de la ciudad de Alejandría, en Egipto.
Sin embargo, esta reconstrucción sería arrasada por los godos en el año 262, en tiempos del emperador Galieno.
"Respa, Veduc y Thuruar, líderes de los godos, embarcaron y navegaron a través del Helesponto hacia Asia. Allí arrasaron varias populosas ciudades y prendieron fuego al renovado templo de Diana en Éfeso
Jordanes en Getica (xx.107)A lo largo de los dos siglos siguientes la mayoría de los efesios se convirtieron al cristianismo y el antiguo templo perdió su interés religioso. Los cristianos derribaron los restos del edificio y reutilizaron los materiales para otras construcciones, actualmente se pueden apreciar algunas columnas helenísticas del templo de Artemisa como parte de Santa Sofía en Estambul.
El lugar del templo fue redescubierto en 1869 por una expedición del Museo Británico. Aún pueden verse varias esculturas y artefactos, aunque de la séptima maravilla del mundo solo queda en pie una columna.
Existe una referencia en el Nuevo Testamento al templo de Diana de los Efesios, lo cual nos ayuda a percibir que se hacían figurillas de este templo (posiblemente a escala) para su venta, y el fervor que los Efesios de ese tiempo tenían por su edificio.
Entonces hubo un alboroto no pequeño acerca del Camino. Porque un platero llamado Demetrio, el cual hacía de plata templecillos de Diana, daba a los artífices no poca ganancia; a los cuales, reunidos con los oficiales de semejante oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio tenemos ganancia; y veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino á muchas gentes de casi toda el Asia, ha apartado con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este negocio se nos vuelva en reproche, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida su majestad, la cual honra toda el Asia y el mundo. Oídas estas cosas, llenáronse de ira, y dieron alarido diciendo: ¡Grande es Diana de los Efesios!
Libro de los Hechos de los Apóstoles 19:24-28ARTE Y ARQUITECTURALa mayoría de las descripciones físicas del templo provienen de Plinio el Viejo, aunque hay discrepancias en torno al tamaño. Plinio describe el templo como de 377 pies de largo (115 m) por 180 pies de ancho (55 m), realizado principalmente en mármol, es el más grande de todo el mundo griego. Constaba de 127 columnas, cada una de 60 pies de alto (18 m), igual a 12 veces el diámetro de la base.
Tenía tres filas de columnas en la fachada occidental (con un total de 36), divididas en tres hileras de ocho columnas, dos columnas a los lados de las antas y una doble fila que dividía el gran pronaos en tres naves.
La cella era alargada y estrecha, como en los templos arcaicos, y al fondo había un baldaquino, en el que se hallaba la estatua de culto, sobre los restos del altar del siglo VII a. C.
En la fachada posterior las columnas eran 9, y 21 a los lados.
Tras el incendio provocado del 356 a. C., la obra de reconstrucción debió durar mucho tiempo.
La planta y las proporciones del nuevo edificio se mantuvieron grosso modo iguales a las del anterior, salvo por el añadido de un crepidoma (la plataforma sobre la que se eleva el templo) escalonado (12 gradas) de 2,68 m de altura. Tenía columnas esculpidas en la parte inferior (sólo las 16 de las dos primeras filas de la fachada occidental), mientras que una veintena de dados esculpidos sostenían las columnas in antis. Las columnas, según Plinio, medían 60 pies de altura (17,65 m), aproximadamente 10 veces el diámetro de la base. Se ha pensado que el arquitecto del nuevo templo fue Dinócrates, que estuvo influido por Piteo, el autor del templo de Atenea de Priene.
Con las excavaciones austriacas de 1965 se sacó a la luz el altar, de mármol y de 22 x 32 m.
El templo albergaba varias obras de arte: esculturas de los renombrados Policleto, Fidias, Cresilas y Fradmon, pinturas, y columnas forradas de oro y plata. Varias de esas esculturas se referían a amazonas que, según la leyenda, se habían encontrado en esa región.
Plinio comenta que trabajó esculpiendo relieves y decorando las columnas Escopas de Paros, que también había intervenido en el Mausoleo de Halicarnaso.
CULTO E INFLUENCIAEl templo de Artemisa se encontraba en una próspera región, que cruzaban viajeros y mercaderes de toda Asia Menor. Fue influenciado por varias creencias, y era un símbolo de fe para mucha gente. Los efesios adoraban a Cibeles, e incorporaron gran parte de sus creencias al culto de Artemisa. El dúo Artemisa-Cibeles distaba mucho de su equivalente romano Diana.
El culto de Artemisa atrajo miles de adoradores de todas partes del mundo conocido. Muchos destacados personajes históricos realizaron ofrendas, entre ellos Jenofonte, que estaba en Éfeso cuando se unió a Agesilao II en su marcha de Asia a Beocia y allí dio en depositó un dinero al guardián del templo para que se lo devolviera si regresaba y si no regresaba lo diera como ofrenda a Artemisa, o Alejandro Magno, que cuando llegó a Éfeso realizó sacrificios y decretó que los impuestos que antes se pagaban a los persas fueran depositados a partir de entonces en el templo de Artemisa.