viernes, 11 de diciembre de 2015

11 DE DICIEMBRE DE 1576 ABSOLUCIÓN DE LA CARCEL DE FRAY LUIS DE LEON


Fray Luis de León (en latínF. Luyssi LegionensisBelmonte1527 o 1528  -Madrigal de las Altas Torres23 de agosto de 1591) fue un poeta, humanista y religioso agustino español de la escuela salmantina.

Fray Luis de León es uno de los escritores más importantes de la segunda fase del Renacimiento español junto con Francisco de AldanaAlonso de ErcillaFernando de Herrera y San Juan de la Cruz. Su obra forma parte de la literatura ascética de la segunda mitad del siglo XVI y está inspirada por el deseo del alma de alejarse de todo lo terrenal para poder alcanzar lo prometido por Dios, identificado con la paz y el conocimiento. Los temas morales y ascéticos dominan toda su obra

11 DE DICIEMBRE DE 1576 ABSOLUCIÓN DE LA CARCEL. 

Entre mayo y junio de 1560 obtuvo los grados de licenciado y maestro en Teología por la Universidad de Salamanca. Comenzó entonces su lucha por las cátedras: la de Biblia, que había dejado vacante Gregorio Gallo, más adelante nombrado obispo de la diócesis de Orihuela, cátedra ganada por Gaspar de Grajal; la de Santo Tomás, que ganó al año siguiente, 1561, frente a siete aspirantes y entre ellos el maestro dominico Diego Rodríguez. En 1565, al completar los cuatro años para los que había obtenido la cátedra de Santo Tomás, opositó a la cátedra de Durando, saliendo triunfador de nuevo frente a Diego Rodríguez, y se mantuvo en ella hasta marzo de 1572. Estuvo un periodo en la cárcel (en Valladolid, en la calle que ahora recibe el nombre Fray Luis de León) por traducir la Biblia a la lengua vulgar sin licencia; concretamente, por su célebre versión del Cantar de los cantares; su defensa del texto hebreo irritaba a los escolásticos más intransigentes, en especial al profesor de griego León de Castro y al dominico fray Bartolomé de Medina, quien estaba molesto contra él por algunos fracasos académicos y redactó una serie de proposiciones que lo llevaron a la cárcel junto a los maestros Gaspar de Grajal y Martín Martínez de Cantalapiedra. En prisión escribió De los nombres de Cristo y varias poesías entre las cuales está la Canción a Nuestra Señora. Tras su estancia en la cárcel (del 27 de marzo de 1572 al 7 de diciembre de 1574), fue nombrado profesor de filosofía moral y un año más tarde consiguió la cátedra de la Sagrada Escritura, que obtuvo en propiedad en 1579. En la universidad fue profesor de San Juan de la Cruz, que se llamaba por entonces Fray Juan de San Matías.

En Salamanca se divulgaron pronto las obras poéticas que el agustino componía como distracción, y atrajeron las alabanzas de sus amigos, los humanistas Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense) y Benito Arias Montano, los poetas Juan de Almeida y Francisco de la Torre, y otros como Juan de GrialPedro Chacón o el músico ciego Francisco de Salinas, que formaron la llamada primera Escuela salmantina o de Salamanca.

Las envidias y rencillas entre órdenes y las denuncias del catedrático de griego, León de Castro, entre otros profesores, le llevaron a las cárceles de la Inquisición bajo la acusación de preferir el texto hebreo del Antiguo Testamento a la versión latina (la traducción Vulgatade San Jerónimo) adoptada por el Concilio de Trento, lo cual era cierto, y de haber traducido partes de la Biblia, en concreto el Cantar de los Cantares, a la lengua vulgar, cosa expresamente prohibida también por el reciente concilio y que sólo se permitía en forma de paráfrasis. Por lo primero fueron perseguidos y encarcelados también sus amigos los hebraístas Gaspar de Grajal y Martín Martínez de Cantalapiedra. Aunque era inocente de tales acusaciones, su prolija defensa alargó el proceso, que se demoró cinco largos años, tras los cuales fue finalmente absuelto. Parece cierto que se le puede atribuir la décima que presuntamente, al salir de la cárcel, escribió en sus paredes:

Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
¡Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y, con pobre mesa y casa,
en el campo deleitoso,
con sólo Dios se compasa
y a solas su vida pasa,
ni envidiado, ni envidioso!

Tras salir de la cárcel, regresó a dictar su cátedra. Sus biógrafos cuentan que Fray Luís acostumbraba en sus años de docencia resumir las lecciones explicadas de la clase anterior y que al volver a la Universidad, retomó sus lecciones con la frase “Decíamos ayer…” (Dicebamus hesterna die), como si sus 5 años de prisión no hubieran trascurrido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario