Era yerno del rey don Pelayo, ya que estaba casado con su hija Ermesinda, e hijo de Pedro, duque de Cantabria, el cual a su vez, hasta el siglo XIX, basándose en los antiguos cronistas, se creyó que fue hijo del rey visigodo Ervigio. Sin embargo, no existe ninguna prueba documental. Según la versión rotense de la Crónica albeldense, Pedro era exregni prosapiem; o sea, de estirpe real visigoda y por consiguiente también lo sería su hijo Alfonso. Su hermano, Fruela de Cantabria, fue padre de dos reyes: Aurelio y Bermudo I.
Proclamado rey de los astures entre julio y noviembre de 739, con Alfonso I se intensificó la labor de Reconquista. La sublevación de los bereberes en 741 provocó la huida hacia el sur de los árabes que se habían asentado en Galicia, en Astorga y, en general, al norte de la sierra de Guadarrama, hecho que fue aprovechado por el nuevo monarca para ampliar las fronteras de su reino, anexionando Galicia y el norte de Portugal y emprendiendo campañas devastadoras contra zonas ocupadas por los musulmanes. La Crónica de Alfonso III, Versión Rotense describe la ampliación de las fronteras del reino durante estas campañas lideradas por Alfonso I de la siguiente manera:
Este modo de actuar trajo consigo dos consecuencias de gran repercusión para el futuro, tanto desde el punto de vista demográfico como cultural, en todo el territorio:
- La creación del llamado «desierto del Duero»: El área comprendida entre el río Duero y la cordillera Cantábrica quedó prácticamente despoblada. Según Herculano, para dificultar así los futuros avances de tropas musulmanas hacia el norte, aunque otros historiadores consideran que esta despoblación no fue realizada conscientemente. La repoblación de parte de estas tierras comenzará a producirse cien años más tarde, con gentes del propio reino y mozárabes venidos de reinos musulmanes.
- El incremento de población que experimentaron las tierras de la vertiente norte de la cordillera, Cantabria y Asturias, con la gente traída de la meseta Central, provocó la necesaria roturación de nuevas tierras y la fundación de nuevos pueblos y aldeas, configurando el tipo de poblamiento que ha llegado hasta nuestros días.
- La incorporación por Alfonso I de gentes procedentes de los campos Góticos, que conservaban cierta tradición guerrera, bastante perdida por la población hispanorromana —si se exceptúa a los pobladores de norte, menos asimilados en el mundo romano—, dio impulso a la reconquista y permitió reforzar la zona sur del reino, más expuesto a las incursiones enemigas.
MUERTE Y SEPULTURA
Alfonso falleció de muerte natural en 757 y recibió sepultura, según refieren el obispo Sebastián de Salamanca y la Primera Crónica General, en el monasterio de Santa María, cercano al municipio de Cangas de Onís. Dicho monasterio, según refirió el cronista cordobés Ambrosio de Morales, es el de Covadonga. En el mismo monasterio fue sepultada su esposa, la reina Ermesinda.
En el siglo XVI, el cronista Ambrosio de Morales describió del siguiente modo la tumba del rey Alfonso I el Católico, ubicada en la Santa Cueva de Covadonga:
En el sepulcro que se supone contiene los restos del rey Alfonso I y los de su esposa, la reina Ermesinda, y que se encuentra colocado en la Santa Cueva de Covadonga, en Asturias, fue grabado el siguiente epitafio:
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