miércoles, 15 de febrero de 2017

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE GALILEO GALILEI



Galileo Galilei nació en Pisa el 15 de febrero de 1564. Lo poco que, a través de algunas cartas, se conoce de su madre, Giulia Ammannati di Pescia, no compone de ella una figura demasiado halagüeña. Su padre, Vincenzo Galilei, era florentino y procedía de una familia que tiempo atrás había sido ilustre; músico de vocación, las dificultades económicas lo habían obligado a dedicarse al comercio, profesión que lo llevó a instalarse en Pisa. Hombre de amplia cultura humanista, fue un intérprete consumado y un compositor y teórico de la música; sus obras sobre teoría musical gozaron de una cierta fama en la época. 

De él hubo de heredar Galileo no sólo el gusto por la música (tocaba el laúd), sino también el carácter independiente y el espíritu combativo, y hasta puede que el desprecio por la confianza ciega en la autoridad y el gusto por combinar la teoría con la práctica. Galileo fue el primogénito de siete hermanos de los que tres (Virginia, Michelangelo y Livia) acabarían contribuyendo, con el tiempo, a incrementar sus problemas económicos. En 1574 la familia se trasladó a Florencia, y Galileo fue enviado un tiempo al monasterio de Santa Maria di Vallombrosa, como alumno o quizá como novicio.

El astrónomo y físico italiano Galileo Galilei desempeñó un papel fundamental en el movimiento intelectual que transformó la imagen medieval del universo y sentó las bases de la concepción de la naturaleza propia de la ciencia moderna. Sus teorías (cuyo carácter polémico provocó la condena de la Iglesia católica) rebatieron las nociones heredadas del aristotelismo y de la escolástica cristiana.

Física

Galileo realizó notables aportaciones científicas en el campo de la física, que pusieron en entredicho teorías consideradas verdaderas durante siglos. Así, por ejemplo, demostró la falsedad del postulado aristotélico que afirmaba que la aceleración de la caída de los cuerpos -en caída libre- era proporcional a su peso, y conjeturó que, en el vacío, todos los cuerpos caerían con igual velocidad. 


Galileo Galilei (retrato de Domenico Crespi)

Para ello diseñó y midió los resultados de diversos experimentos, como deslizar esferas cuesta abajo por la superficie lisa de planos inclinados con distinto ángulo de inclinación; es en cambio improbable que uno de tales experimentos consistiese en dejar caer cuerpos de distinto peso desde la torre inclinada de Pisa, como se había creído durante mucho tiempo. Entre otros hallazgos notables figuran las leyes del movimiento pendular (sobre el cual comenzó a pensar, según la conocida anécdota, mientras observaba una lámpara que oscilaba en la catedral de Pisa) y las leyes del movimiento acelerado.

La obra que le hizo merecedor del título de padre de la física moderna fue Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias (1638), escrita con la ayuda de su discípulo Torricelli, donde sistematizó los resultados de sus investigaciones sobre mecánica. Las dos primeras partes se dedican al estudio del equilibrio de fuerzas y de la resistencia de los materiales, y las dos últimas al movimiento de caída de los cuerpos y a la trayectoria de las proyectiles; tal división corresponde a las dos "nuevas ciencias" a que alude el título y que hoy son llamadas estática y dinámica. Esta obra sentó las bases físicas y matemáticas para el análisis del movimiento y se convirtió en el punto de arranque de la ciencia de la mecánica, que sería continuada por científicos posteriores y culminaría con el establecimiento de los axiomas del movimiento (las leyes de Newton) en los Principios matemáticos de la filosofía natural (1687) de Isaac Newton, brillante sistematización de la física clásica que mantendría su vigencia hasta los tiempos de Einstein. 

Astronomía 

Sus aportaciones en el terreno de la astronomía y el estudio del universo no fueron menos importantes y quedaron recogidas en obras como El mensajero sideral (1610), Historia y demostraciones sobre las manchas solares y sus accidentes (1613) y el célebre Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo (1632), donde dejó patente a través de un debate entre los personajes la superioridad del sistema heliocéntrico de Copérnico frente al geocentrismo medieval. Pese a su título, esta última obra discurre también en torno a muchos otros temas científicos, y fue la causa del segundo proceso inquisitorial en el que el ya anciano Galileo fue condenado a reclusión perpetua.


Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo

A partir de 1609, Galileo perfeccionó el catalejo, un instrumento óptico de reciente invención, hasta llegar a obtener un telescopio de sesenta aumentos. El instrumento, que hasta entonces sólo había sido utilizado con fines prácticos, como la navegación y la guerra, se transformó en sus manos en un poderoso medio para el estudio del cielo: Galileo exploró el firmamento y llegó a conclusiones que revolucionaron profundamente la manera de entender el orden del universo. 

En contra de la creencia general, mostró que la superficie de la Luna no era cristalina, sino que estaba cubierta de cráteres y montañas, con lo que quedaba refutada la idea aristotélica de la absoluta perfección de los astros. La misma consecuencia tenía el descubrimiento de las manchas solares; su detenida observación le permitió además determinar el período de rotación del Sol y la dirección de su eje. 

Galileo descubrió, asimismo, los cuatro satélites mayores de Júpiter, cuya existencia evidenciaba que no todos los astros giraban alrededor de la Tierra, siendo posibles los subsistemas rotatorios; y estableció acertadamente a partir de su observación que la Vía Láctea, que había sido siempre fuente de desconcierto y especulaciones entre los astrónomos, no era más que un conjunto de innumerables estrellas.

Sus observaciones desmintieron también la existencia de la octava esfera celeste en que, según el modelo de Tolomeo, se hallaban las estrellas: a través del telescopio podían verse estrellas invisibles a simple vista, lo que indicaba que estaban más alejadas; por otra parte, mientras los planetas se veían agrandados en el telescopio, la magnitud de las estrellas, a causa de su extraordinaria lejanía, no sufría una alteración apreciable. Ambos hechos le condujeron a la certera suposición de un universo muchísimo más extenso del concebido hasta entonces.

El fenómeno de las fases de Venus, que había discutido con su discípulo, el padre Benedetto Castelli, completaba sus descubrimientos astronómicos y le proporcionaba una importante prueba, aunque no decisiva, sobre el movimiento de Venus alrededor del Sol. La defensa del modelo heliocéntrico de Copérnico, contrario a la cosmología geocéntrica de Tolomeo vigente hasta entonces, le valdría la condena de las autoridades eclesiásticas; pero tal sentencia no podía arrebatarle el papel fundamental que había desempeñado en la edificación de la moderna visión del universo. Sus descubrimientos, en efecto, tendrían una decisiva trascendencia científica e incluso filosófica, ya que, al ponerse de manifiesto que el universo era más complejo y más extenso de lo que se había imaginado hasta entonces, las teorías cosmológicas vigentes desde la época de Aristóteles y sistematizas por Tolomeo se desmoronaron.

Metodología científica 

En tanto que introductor del método experimental en la investigación científica, debe considerarse a Galileo como el fundador de la ciencia moderna. Aunque no dedicó un tratado específico a su pensamiento metodológico, que debe buscarse en pasajes dispersos de sus obras, sus estudios e investigaciones siguieron una metodología precisa basada en la observación de los hechos, la realización de experimentos y la formulación de teorías explicatorias. Además de sus extraordinarios resultados como físico y astrónomo, la importancia de Galileo está precisamente en haber creado una mentalidad científica nueva, cuyas bases son aún las nuestras. En la historia de la cultura, por otra parte, Galileo se ha convertido en el símbolo de la libertad en la investigación frente al dogmatismo de los poderes establecidos.

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