domingo, 12 de febrero de 2017

LA GUERRA DE LAS DOS ROSAS


La guerra de las Dos Rosas fue una guerra civil que enfrentó intermitentemente a los miembros y partidarios de la Casa de Lancaster contra los de la Casa de York entre 1455 y 1487. Ambas familias pretendían el trono de Inglaterra, por origen común en la Casa de Plantagenet, como descendientes del rey Eduardo III. El nombre «guerra de las dos Rosas» o «guerra de las Rosas», en alusión a los emblemas de ambas casas, la rosa blanca de York y la roja de Lancaster, fue producto del Romanticismo.

La guerra se dio principalmente entre los miembros de la aristocracia terrateniente y ejércitos de los señores feudales. El apoyo a cada uno de los bandos dependió en gran medida de los matrimoniosdinásticos entre la nobleza. El patriarca de la casa de Lancaster, Juan de Gante tuvo como primer título el de Conde de Richmond, el mismo que detentaría Enrique VII al final de la guerra. El líder de la casa de York fue Edmundo de Langley, que ostentaba el Señorío de Cambridge. Más tarde, durante los reinados de los Tudor y de los Estuardo, Richmondshire y Cambridgeshire se transformarían en focos principales de recusantes y puritanos, respectivamente. Cabe destacar que la pelea entre las facciones se prolongó más allá de la época de Enrique, ya que los monarcas que le siguieron impulsaron la continuidad de los enfrentamientos.

La guerra de las Dos Rosas provocó la extinción de los Plantagenet y debilitó enormemente las filas de la nobleza, además de generar gran descontento social. Este período marcó el declive de la influencia inglesa en el continente europeo, el debilitamiento de los poderes feudales de los nobles. En contrapartida, el crecimiento en influencia de los comerciantes y de la monarquía centralizada bajo los Tudor. Esta guerra señala el fin de la Edad Media inglesa y el comienzo del Renacimiento.

LOS LANCASTER

De los Lancaster era el rey que ocupaba el trono en el inicio de las hostilidades, Enrique VI. Un rey que pronto mostró síntomas de enfermedad mental y ello, junto con problemas económicos del país, principalmente entre comerciantes, fue el detonante que empezó con los problemas. Le secundaba su mujer, Margarita de Anjou, que sería la gran protagonista de su bando, al dirigir al ejército y sus aliados.

Los York          

Ricardo de York era el Protector del rey, y pronto vio la posibilidad de sucederle e incluso de arrebatarle el trono. Tenía como partidarios a su hijo Eduardo (futuro Eduardo IV) y al conde de Warwick.

Ricardo, ante los achaques del rey, empezó instigando y formando alianzas en conflictos menores. Todo esto fue observado por Margarita, que cesó fulminantemente a Ricardo de su posición.

Primera batalla

Ricardo reunió a su ejército y aliados y se enfrentó a los Lancaster en la primera batalla, San Albano, para intentar depurar a los consejeros que llevaban una política contraria a los gustos de Ricardo. La victoria correspondió a éste y se le permitió ejercer de nuevo su papel de Lord Protector del rey. 

En esos momentos, el problema a dilucidar era quién sería el sucesor de Enrique VI, si bien su hijo Eduardo de Westminster  (que todavía era menor de edad) o el propio Ricardo de York.

El parlamento decide

El caos pronto se adueñó del país, principalmente por la cuestión económica, y los York retomaron de nuevo la lucha armada. Ricardo consiguió llegar a Londres y reclamar finalmente el trono. Esta reclamación venía argumentada por la presunta ilegitimidad de Enrique VI como rey y los derechos de Ricardo como descendiente de linaje real válido (según él). En el Parlamento se llegó a un compromiso mediante el Acta de Acuerdo de 1460, declarándose sucesor definitivamente a Ricardo y desheredando a Eduardo de Westminster, el hijo del rey.

Esta afrenta no fue bien encajada por los Lancaster, que se habían hecho fuertes en el norte de Inglaterra. Allí acudió Ricardo de York, para hacerse imponer. Pero más bien, lo que consiguió fue una estrepitosa derrota y su propia muerte en el campo de batalla. Su hijo Eduardo se haría cargo del bando de York en adelante y uniría sus fuerzas con el conde de Warwick.

Coronación del nuevo rey

Eduardo consiguió entrar en Londres con el apoyo del conde de Warwick y fue aclamado por el público y coronado en la abadía de Westminster como nuevo rey: Eduardo IV. Hizo valer sus derechos que le había otorgado el parlamento en el Acta de acuerdo al ser reconocido sucesor de su padre fallecido Ricardo.

Quedaba por solucionar el problema bélico con los Lancaster y se enfrentaron en la última y más cruenta batalla: la batalla de Towton. La cifra de muertes que se dio en el campo de batalla fue considerada como la más alta en toda la historia de Inglaterra (en un solo día). La victoria correspondió claramente a York y tanto el rey depuesto como su mujer Margarita fueron expulsados a Escocia, donde se refugiaron en la corte del rey escocés.

En estos momentos nos encontramos con un rey, Eduardo IV, apoyado por el conde de Warwick en Londres. Pero esta alianza pronto iba a resquebrajarse. Eduardo se casa con Isabel Woodville, y pronto, la familia de esta dama, empieza a ganar posiciones en la corte, quitando protagonismo al conde de Warwick.

El retorno de Enrique VI y la recuperación de Eduardo IV

El conde de Warwick no estaba dispuesto a asumir el puesto de segundón y desplazado, así que consiguió reunir un ejército y aliados para destronar a Eduardo IV. Warwick fue derrotado y enviado al exilio, donde se encontró con Margarita de Anjou y planeó la invasión de Inglaterra. Warwick y Margarita consiguieron vencer en esta ocasión a Eduardo IV y repusieron en el trono al antiguo rey Enrique VI.

Eduardo IV se repuso, contando con la ayuda de Carlos el Temerario, dueño de Borgoña (y futuro bisabuelo de Carlos I de España y V de Alemania). Finalmente, tanto Eduardo de Westminster (hijo de Enrique VI) como  este último, fueron derrotados y asesinados.

Eduardo IV se las prometía muy felices, repuesto nuevamente en el trono y eliminados su principales rivales. Pero la alegría le duró muy poco, ya que dos años después, falleció, dejando como heredero a su hijo Eduardo V.

Ricardo III

Eduardo V había caído en la órbita de la familia de los Woodville, lo que provocó un fuerte rechazo por los Warwick, que pronto designaron al hermano de Eduardo IV (tío de Eduardo V) como su tutor, Ricardo (futuro Ricardo III). De modo que Ricardo encerró y eliminó al heredero Eduardo V y se hizo valer ante el parlamento como nuevo rey de Inglaterra. Ahora sí, Ricardo III.

Enrique VII

Sin embargo, aquí no acabó todo, pues los Lancaster todavía no habían dicho la última palabra. Eligieron a Enrique Tudor que reclamaba el trono por ser pariente del asesinado Enrique VI. Las tropas de Enrique Tudor se enfrentaron con las de Ricardo III, resultando vencedor el primero, coronándose como nuevo rey de Inglaterra: Enrique VII.

Fin del conflicto

Enrique VII decidió acabar con todo aquel desbarajuste de bandos, reyes muertos, influencias de condes y unió a las dos casas de Lancaster y de York, casándose con la hija del fallecido Eduardo IV, hermana de Eduardo V, Isabel de York. Con la unión de las dos casas, finaliza este gran conflicto. El emblema resultante no fue ni la rosa roja ni la rosa blanca, sino la rosa Tudor.

Emblema resultante de la unión de las dos casas: La Rosa Tudor


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