lunes, 20 de febrero de 2017

ALFONSO I él Católico


          
Alfonso I el Católico, rey de Asturias, por Manuel Castellano. Mediados del siglo XIX. (Museo del PradoMadrid).
Rey de Asturias
739 - 757
PredecesorFavila de Asturias
SucesorFruela I
Información personal
Nombre secularAlfonso
Coronación739
Nacimiento693
Cantabria
Fallecimiento757 (63 o 64 años)
Cangas de OnísCruz de Asturias.svg Asturias
EntierroSanta Cueva de Covadonga
PredecesorFavila de Asturias
SucesorFruela I de Asturias
Familia
Casa realDinastía Astur-Leonesa
PadrePedro de Cantabria
Madre¿?
ConsorteErmesinda


Era yerno del rey don Pelayo, ya que estaba casado con su hija Ermesinda, e hijo de Pedroduque de Cantabria, el cual a su vez, hasta el siglo XIX, basándose en los antiguos cronistas, se creyó que fue hijo del rey visigodo Ervigio. Sin embargo, no existe ninguna prueba documental. Según la versión rotense de la Crónica albeldense, Pedro era exregni prosapiem; o sea, de estirpe real visigoda y por consiguiente también lo sería su hijo Alfonso. Su hermano, Fruela de Cantabria, fue padre de dos reyes: Aurelio y Bermudo I.

Proclamado rey de los astures entre julio y noviembre de 739, con Alfonso I se intensificó la labor de Reconquista. La sublevación de los bereberes en 741 provocó la huida hacia el sur de los árabes que se habían asentado en Galicia, en Astorga y, en general, al norte de la sierra de Guadarrama, hecho que fue aprovechado por el nuevo monarca para ampliar las fronteras de su reino, anexionando Galicia y el norte de Portugal y emprendiendo campañas devastadoras contra zonas ocupadas por los musulmanes. La Crónica de Alfonso III, Versión Rotense describe la ampliación de las fronteras del reino durante estas campañas lideradas por Alfonso I de la siguiente manera:

«La osadía de los enemigos fue siempre aplastada por él (Alfonso). Este, en compañía de su hermano Fruela, haciendo avanzar a menudo su ejército, tomó por la guerra muchas ciudades, a saber: LugoTuyOporto, Anegia (no identificada), Braga la metropolitana, ViseoChavesLedesmaSalamanca, Numancia que ahora se llama ZamoraÁvilaAstorgaLeónSimancasSaldañaAmayaRevenga, Carborárica, Abeica, Cenicero, y Alesanco, y los castillos con sus villas y aldeas, matando además a los árabes con la espada, y llevándose consigo a los cristianos a la patria.»

Este modo de actuar trajo consigo dos consecuencias de gran repercusión para el futuro, tanto desde el punto de vista demográfico como cultural, en todo el territorio:

  • La creación del llamado «desierto del Duero»: El área comprendida entre el río Duero y la cordillera Cantábrica quedó prácticamente despoblada. Según Herculano, para dificultar así los futuros avances de tropas musulmanas hacia el norte, aunque otros historiadores consideran que esta despoblación no fue realizada conscientemente. La repoblación de parte de estas tierras comenzará a producirse cien años más tarde, con gentes del propio reino y mozárabes venidos de reinos musulmanes.
  • El incremento de población que experimentaron las tierras de la vertiente norte de la cordillera, Cantabria y Asturias, con la gente traída de la meseta Central, provocó la necesaria roturación de nuevas tierras y la fundación de nuevos pueblos y aldeas, configurando el tipo de poblamiento que ha llegado hasta nuestros días.
  • La incorporación por Alfonso I de gentes procedentes de los campos Góticos, que conservaban cierta tradición guerrera, bastante perdida por la población hispanorromana —si se exceptúa a los pobladores de norte, menos asimilados en el mundo romano—, dio impulso a la reconquista y permitió reforzar la zona sur del reino, más expuesto a las incursiones enemigas.

MUERTE Y SEPULTURA

Alfonso falleció de muerte natural en 757 y recibió sepultura, según refieren el obispo Sebastián de Salamanca y la Primera Crónica General, en el monasterio de Santa María, cercano al municipio de Cangas de Onís. Dicho monasterio, según refirió el cronista cordobés Ambrosio de Morales, es el de Covadonga. En el mismo monasterio fue sepultada su esposa, la reina Ermesinda.

En el siglo XVI, el cronista Ambrosio de Morales describió del siguiente modo la tumba del rey Alfonso I el Católico, ubicada en la Santa Cueva de Covadonga:

«Su tumba es la que está al cabo de la iglesia frontero del altar mayor, en una pequeña cueva. En partes está labrada. Es un lucillo de piedra lisa, con cubierta de una pieza, de cuatro pies de ancho a la cabecera y dos a los pies, como ataúd, pero cubierta llana y no tumbada. Su largo, doce pies y tres en alto.»

En el sepulcro que se supone contiene los restos del rey Alfonso I y los de su esposa, la reina Ermesinda, y que se encuentra colocado en la Santa Cueva de Covadonga, en Asturias, fue grabado el siguiente epitafio:

AQVI YAZE EL CATOLICO Y SANTO REI DON ALONSO EL PRIMERO I SV MVJER DOÑA ERMENISINDA ERMANA DE DON FAVILA A QVIEN SVCEDIO. GANO ESTE REY MVCHAS VITORIAS À LOS MOROS. FALLECIO EN CANGAS AÑO DE 757.

MATRIMONIO Y DESCENDENCIA

De su matrimonio con Ermesinda, hija de don Pelayo nacieron los siguientes hijos:

Fuera de matrimonio, tuvo un hijo con una esclava musulmana llamada Sisalda:


Predecesor:
Favila de Asturias
Rey de Asturias
739-757
Sucesor:
Fruela I de Asturias
Predecesor:
Pedro de Cantabria
Duque de Cantabria
¿?-739
Sucesor:
Fruela de Cantabria

MUERTE Y SEPULTURA

viernes, 17 de febrero de 2017

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE BECQUER

 

GUSTAVO ADOLFO BECQER

Biografía de Gustavo Adolfo Bécquer

Nació en Sevilla, el 17 de febrero de 1836. Era hijo de Joaquina Bastida de Bargas y del pintor José Domínguez Bécquer. Fue bautizado en la parroquia de San Lorenzo Mártir, con el nombre de Gustavo Adolfo, siendo su apellido original Domínguez Bastida. Tenía un hermano mayor, Valeriano, ambos huérfanos a muy temprana edad. Fueron adoptados por su tío, Juan de Vargas.

Gustavo Adolfo Bécquer
A los diez años, Gustavo Adolfo comenzó la carrera de náutica, en el colegio de San Telmo, en Sevilla. Sin embargo, su vocación se frustró, cuando el colegio cerró sus puertas. Fue a vivir, entonces, con su madrina, Manuela Monahay, y bajo su cuidado estudió pintura y latín.

En 1854, marchó a Madrid junto a su hermano. Allí colaboró en varias publicaciones periodísticas, fundando con unos amigos, la revista "España Artística". Sin embargo su estadía no fue grata. Los graves problemas económicos y de salud (se le declaró hemoptisis), comenzaban a debilitarlo. En el Monasterio de Veruela, encontró un lugar para restablecerse, y desde allí envió sus escritos, entre ellos "Cartas desde mi celda", a diversas revistas.

De regreso a Madrid, comenzó a trabajar en la Oficina de Bienes Nacionales, pero por poco tiempo.
Data de esa época, el amor profundo y fugaz con Julia Espín, hija de un profesor del Conservatorio y organista del palacio real. Se dice que muchas de sus rimas la tienen como inspiradora, y le legó su nombre (Julia) a su sobrina, hija de Valeriano.

Fue con Casta, hija de su médico, Francisco Esteban, con quien Bécquer se casó en 1861, y con quien tuvo sus tres hijos. Sin embargo, el último de ellos fue fuente de conflictos matrimoniales, ya que Gustavo lo atribuía al fruto de un amor prohibido de su esposa.

Fue redactor del diario "El Contemporáneo", Censor de Novelas, pero nunca participó en la vida pública o política. La fama no lo acompañó durante su vida. Tenía pocos amigos. Era serio, bondadoso, poco expresivo, le gustaba la música y admiraba a Chopen.

Su obra es muy reducida, sencilla, cálida, sentimental y depurada. La componen sus célebres "Rimas", conjunto de 94 poemas breves, 25 leyendas y sus nueve cartas literarias con el título "Desde mi Celda".

Si bien su fama se debió a sus versos, también sus prosas fueron magníficas. En las leyendas, cautiva al lector mostrándole un mundo fantástico, que lo atrapa hasta el final. No trató de dejar enseñanzas morales, ni se ató a la lógica, sino que dejó fluir su imaginación y sus sentimientos, típico de los autores románticos. Algunas pertenecen al género gótico o de terror, otras, son verdaderas poesías, escritas en prosa, y otras son narraciones de aventuras. En ellas se destacó su admiración por la naturaleza y los paisajes castellanos.

Inauguró, junto a Rosalía de Castro, la línea moderna española, y fue así reconocido por autores prestigiosos como Miguel de Unamuno, los hermanos Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Federico García Lorca, entre otros.

Se destacan entre sus obras: "El libro de los gorriones", "Historia de los templos de España" (1857), "Cartas literarias a una mujer" (1860-1861), "Cartas desde mi celda" (1864), "Obras completas" (1871).
Entre sus leyendas: "El caudillo de las manos rojas" (1858), "La cruz del diablo" (1860, "La ajorca de oro" (1861), "El beso" (1863), "La rosa de pasión" (1864), entre otras.

Gustavo Adolfo Bécquer
Sus afamadas rimas fueron escritas en 1867, pero perdió el manuscrito durante la Revolución de 1868. Lo reconstruyó casi de memoria, y con la ayuda de algunas que habían sido publicadas en los periódicos de la época. Le dio el título de "El libro de los gorriones" y es conservada en la Biblioteca Nacional de Madrid. En ellas se entrecruzan en versos asonantes, los recuerdos, el amor, el desengaño, la desesperanza y la muerte.

Su vida se apagó en Toledo, aquejado por una enfermedad que lo acompañaba desde 1858, el 22 de diciembre de 1870, en plena juventud (34 años), meses después de la física desaparición de su hermano, que había fallecido en septiembre.

Entre sus últimos deseos, solicitó a su amigo, el poeta Ferrán, que quemase sus cartas personales, para impedir su deshonra, y que publicasen sus versos. Opinó que "muerto seré más reconocido que vivo", y su premonición se cumplió.

Los restos de ambos hermanos yacen en Sevilla, donde fueron trasladados en 1913.

miércoles, 15 de febrero de 2017

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE GALILEO GALILEI



Galileo Galilei nació en Pisa el 15 de febrero de 1564. Lo poco que, a través de algunas cartas, se conoce de su madre, Giulia Ammannati di Pescia, no compone de ella una figura demasiado halagüeña. Su padre, Vincenzo Galilei, era florentino y procedía de una familia que tiempo atrás había sido ilustre; músico de vocación, las dificultades económicas lo habían obligado a dedicarse al comercio, profesión que lo llevó a instalarse en Pisa. Hombre de amplia cultura humanista, fue un intérprete consumado y un compositor y teórico de la música; sus obras sobre teoría musical gozaron de una cierta fama en la época. 

De él hubo de heredar Galileo no sólo el gusto por la música (tocaba el laúd), sino también el carácter independiente y el espíritu combativo, y hasta puede que el desprecio por la confianza ciega en la autoridad y el gusto por combinar la teoría con la práctica. Galileo fue el primogénito de siete hermanos de los que tres (Virginia, Michelangelo y Livia) acabarían contribuyendo, con el tiempo, a incrementar sus problemas económicos. En 1574 la familia se trasladó a Florencia, y Galileo fue enviado un tiempo al monasterio de Santa Maria di Vallombrosa, como alumno o quizá como novicio.

El astrónomo y físico italiano Galileo Galilei desempeñó un papel fundamental en el movimiento intelectual que transformó la imagen medieval del universo y sentó las bases de la concepción de la naturaleza propia de la ciencia moderna. Sus teorías (cuyo carácter polémico provocó la condena de la Iglesia católica) rebatieron las nociones heredadas del aristotelismo y de la escolástica cristiana.

Física

Galileo realizó notables aportaciones científicas en el campo de la física, que pusieron en entredicho teorías consideradas verdaderas durante siglos. Así, por ejemplo, demostró la falsedad del postulado aristotélico que afirmaba que la aceleración de la caída de los cuerpos -en caída libre- era proporcional a su peso, y conjeturó que, en el vacío, todos los cuerpos caerían con igual velocidad. 


Galileo Galilei (retrato de Domenico Crespi)

Para ello diseñó y midió los resultados de diversos experimentos, como deslizar esferas cuesta abajo por la superficie lisa de planos inclinados con distinto ángulo de inclinación; es en cambio improbable que uno de tales experimentos consistiese en dejar caer cuerpos de distinto peso desde la torre inclinada de Pisa, como se había creído durante mucho tiempo. Entre otros hallazgos notables figuran las leyes del movimiento pendular (sobre el cual comenzó a pensar, según la conocida anécdota, mientras observaba una lámpara que oscilaba en la catedral de Pisa) y las leyes del movimiento acelerado.

La obra que le hizo merecedor del título de padre de la física moderna fue Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias (1638), escrita con la ayuda de su discípulo Torricelli, donde sistematizó los resultados de sus investigaciones sobre mecánica. Las dos primeras partes se dedican al estudio del equilibrio de fuerzas y de la resistencia de los materiales, y las dos últimas al movimiento de caída de los cuerpos y a la trayectoria de las proyectiles; tal división corresponde a las dos "nuevas ciencias" a que alude el título y que hoy son llamadas estática y dinámica. Esta obra sentó las bases físicas y matemáticas para el análisis del movimiento y se convirtió en el punto de arranque de la ciencia de la mecánica, que sería continuada por científicos posteriores y culminaría con el establecimiento de los axiomas del movimiento (las leyes de Newton) en los Principios matemáticos de la filosofía natural (1687) de Isaac Newton, brillante sistematización de la física clásica que mantendría su vigencia hasta los tiempos de Einstein. 

Astronomía 

Sus aportaciones en el terreno de la astronomía y el estudio del universo no fueron menos importantes y quedaron recogidas en obras como El mensajero sideral (1610), Historia y demostraciones sobre las manchas solares y sus accidentes (1613) y el célebre Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo (1632), donde dejó patente a través de un debate entre los personajes la superioridad del sistema heliocéntrico de Copérnico frente al geocentrismo medieval. Pese a su título, esta última obra discurre también en torno a muchos otros temas científicos, y fue la causa del segundo proceso inquisitorial en el que el ya anciano Galileo fue condenado a reclusión perpetua.


Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo

A partir de 1609, Galileo perfeccionó el catalejo, un instrumento óptico de reciente invención, hasta llegar a obtener un telescopio de sesenta aumentos. El instrumento, que hasta entonces sólo había sido utilizado con fines prácticos, como la navegación y la guerra, se transformó en sus manos en un poderoso medio para el estudio del cielo: Galileo exploró el firmamento y llegó a conclusiones que revolucionaron profundamente la manera de entender el orden del universo. 

En contra de la creencia general, mostró que la superficie de la Luna no era cristalina, sino que estaba cubierta de cráteres y montañas, con lo que quedaba refutada la idea aristotélica de la absoluta perfección de los astros. La misma consecuencia tenía el descubrimiento de las manchas solares; su detenida observación le permitió además determinar el período de rotación del Sol y la dirección de su eje. 

Galileo descubrió, asimismo, los cuatro satélites mayores de Júpiter, cuya existencia evidenciaba que no todos los astros giraban alrededor de la Tierra, siendo posibles los subsistemas rotatorios; y estableció acertadamente a partir de su observación que la Vía Láctea, que había sido siempre fuente de desconcierto y especulaciones entre los astrónomos, no era más que un conjunto de innumerables estrellas.

Sus observaciones desmintieron también la existencia de la octava esfera celeste en que, según el modelo de Tolomeo, se hallaban las estrellas: a través del telescopio podían verse estrellas invisibles a simple vista, lo que indicaba que estaban más alejadas; por otra parte, mientras los planetas se veían agrandados en el telescopio, la magnitud de las estrellas, a causa de su extraordinaria lejanía, no sufría una alteración apreciable. Ambos hechos le condujeron a la certera suposición de un universo muchísimo más extenso del concebido hasta entonces.

El fenómeno de las fases de Venus, que había discutido con su discípulo, el padre Benedetto Castelli, completaba sus descubrimientos astronómicos y le proporcionaba una importante prueba, aunque no decisiva, sobre el movimiento de Venus alrededor del Sol. La defensa del modelo heliocéntrico de Copérnico, contrario a la cosmología geocéntrica de Tolomeo vigente hasta entonces, le valdría la condena de las autoridades eclesiásticas; pero tal sentencia no podía arrebatarle el papel fundamental que había desempeñado en la edificación de la moderna visión del universo. Sus descubrimientos, en efecto, tendrían una decisiva trascendencia científica e incluso filosófica, ya que, al ponerse de manifiesto que el universo era más complejo y más extenso de lo que se había imaginado hasta entonces, las teorías cosmológicas vigentes desde la época de Aristóteles y sistematizas por Tolomeo se desmoronaron.

Metodología científica 

En tanto que introductor del método experimental en la investigación científica, debe considerarse a Galileo como el fundador de la ciencia moderna. Aunque no dedicó un tratado específico a su pensamiento metodológico, que debe buscarse en pasajes dispersos de sus obras, sus estudios e investigaciones siguieron una metodología precisa basada en la observación de los hechos, la realización de experimentos y la formulación de teorías explicatorias. Además de sus extraordinarios resultados como físico y astrónomo, la importancia de Galileo está precisamente en haber creado una mentalidad científica nueva, cuyas bases son aún las nuestras. En la historia de la cultura, por otra parte, Galileo se ha convertido en el símbolo de la libertad en la investigación frente al dogmatismo de los poderes establecidos.

domingo, 12 de febrero de 2017

LA GUERRA DE LAS DOS ROSAS


La guerra de las Dos Rosas fue una guerra civil que enfrentó intermitentemente a los miembros y partidarios de la Casa de Lancaster contra los de la Casa de York entre 1455 y 1487. Ambas familias pretendían el trono de Inglaterra, por origen común en la Casa de Plantagenet, como descendientes del rey Eduardo III. El nombre «guerra de las dos Rosas» o «guerra de las Rosas», en alusión a los emblemas de ambas casas, la rosa blanca de York y la roja de Lancaster, fue producto del Romanticismo.

La guerra se dio principalmente entre los miembros de la aristocracia terrateniente y ejércitos de los señores feudales. El apoyo a cada uno de los bandos dependió en gran medida de los matrimoniosdinásticos entre la nobleza. El patriarca de la casa de Lancaster, Juan de Gante tuvo como primer título el de Conde de Richmond, el mismo que detentaría Enrique VII al final de la guerra. El líder de la casa de York fue Edmundo de Langley, que ostentaba el Señorío de Cambridge. Más tarde, durante los reinados de los Tudor y de los Estuardo, Richmondshire y Cambridgeshire se transformarían en focos principales de recusantes y puritanos, respectivamente. Cabe destacar que la pelea entre las facciones se prolongó más allá de la época de Enrique, ya que los monarcas que le siguieron impulsaron la continuidad de los enfrentamientos.

La guerra de las Dos Rosas provocó la extinción de los Plantagenet y debilitó enormemente las filas de la nobleza, además de generar gran descontento social. Este período marcó el declive de la influencia inglesa en el continente europeo, el debilitamiento de los poderes feudales de los nobles. En contrapartida, el crecimiento en influencia de los comerciantes y de la monarquía centralizada bajo los Tudor. Esta guerra señala el fin de la Edad Media inglesa y el comienzo del Renacimiento.

LOS LANCASTER

De los Lancaster era el rey que ocupaba el trono en el inicio de las hostilidades, Enrique VI. Un rey que pronto mostró síntomas de enfermedad mental y ello, junto con problemas económicos del país, principalmente entre comerciantes, fue el detonante que empezó con los problemas. Le secundaba su mujer, Margarita de Anjou, que sería la gran protagonista de su bando, al dirigir al ejército y sus aliados.

Los York          

Ricardo de York era el Protector del rey, y pronto vio la posibilidad de sucederle e incluso de arrebatarle el trono. Tenía como partidarios a su hijo Eduardo (futuro Eduardo IV) y al conde de Warwick.

Ricardo, ante los achaques del rey, empezó instigando y formando alianzas en conflictos menores. Todo esto fue observado por Margarita, que cesó fulminantemente a Ricardo de su posición.

Primera batalla

Ricardo reunió a su ejército y aliados y se enfrentó a los Lancaster en la primera batalla, San Albano, para intentar depurar a los consejeros que llevaban una política contraria a los gustos de Ricardo. La victoria correspondió a éste y se le permitió ejercer de nuevo su papel de Lord Protector del rey. 

En esos momentos, el problema a dilucidar era quién sería el sucesor de Enrique VI, si bien su hijo Eduardo de Westminster  (que todavía era menor de edad) o el propio Ricardo de York.

El parlamento decide

El caos pronto se adueñó del país, principalmente por la cuestión económica, y los York retomaron de nuevo la lucha armada. Ricardo consiguió llegar a Londres y reclamar finalmente el trono. Esta reclamación venía argumentada por la presunta ilegitimidad de Enrique VI como rey y los derechos de Ricardo como descendiente de linaje real válido (según él). En el Parlamento se llegó a un compromiso mediante el Acta de Acuerdo de 1460, declarándose sucesor definitivamente a Ricardo y desheredando a Eduardo de Westminster, el hijo del rey.

Esta afrenta no fue bien encajada por los Lancaster, que se habían hecho fuertes en el norte de Inglaterra. Allí acudió Ricardo de York, para hacerse imponer. Pero más bien, lo que consiguió fue una estrepitosa derrota y su propia muerte en el campo de batalla. Su hijo Eduardo se haría cargo del bando de York en adelante y uniría sus fuerzas con el conde de Warwick.

Coronación del nuevo rey

Eduardo consiguió entrar en Londres con el apoyo del conde de Warwick y fue aclamado por el público y coronado en la abadía de Westminster como nuevo rey: Eduardo IV. Hizo valer sus derechos que le había otorgado el parlamento en el Acta de acuerdo al ser reconocido sucesor de su padre fallecido Ricardo.

Quedaba por solucionar el problema bélico con los Lancaster y se enfrentaron en la última y más cruenta batalla: la batalla de Towton. La cifra de muertes que se dio en el campo de batalla fue considerada como la más alta en toda la historia de Inglaterra (en un solo día). La victoria correspondió claramente a York y tanto el rey depuesto como su mujer Margarita fueron expulsados a Escocia, donde se refugiaron en la corte del rey escocés.

En estos momentos nos encontramos con un rey, Eduardo IV, apoyado por el conde de Warwick en Londres. Pero esta alianza pronto iba a resquebrajarse. Eduardo se casa con Isabel Woodville, y pronto, la familia de esta dama, empieza a ganar posiciones en la corte, quitando protagonismo al conde de Warwick.

El retorno de Enrique VI y la recuperación de Eduardo IV

El conde de Warwick no estaba dispuesto a asumir el puesto de segundón y desplazado, así que consiguió reunir un ejército y aliados para destronar a Eduardo IV. Warwick fue derrotado y enviado al exilio, donde se encontró con Margarita de Anjou y planeó la invasión de Inglaterra. Warwick y Margarita consiguieron vencer en esta ocasión a Eduardo IV y repusieron en el trono al antiguo rey Enrique VI.

Eduardo IV se repuso, contando con la ayuda de Carlos el Temerario, dueño de Borgoña (y futuro bisabuelo de Carlos I de España y V de Alemania). Finalmente, tanto Eduardo de Westminster (hijo de Enrique VI) como  este último, fueron derrotados y asesinados.

Eduardo IV se las prometía muy felices, repuesto nuevamente en el trono y eliminados su principales rivales. Pero la alegría le duró muy poco, ya que dos años después, falleció, dejando como heredero a su hijo Eduardo V.

Ricardo III

Eduardo V había caído en la órbita de la familia de los Woodville, lo que provocó un fuerte rechazo por los Warwick, que pronto designaron al hermano de Eduardo IV (tío de Eduardo V) como su tutor, Ricardo (futuro Ricardo III). De modo que Ricardo encerró y eliminó al heredero Eduardo V y se hizo valer ante el parlamento como nuevo rey de Inglaterra. Ahora sí, Ricardo III.

Enrique VII

Sin embargo, aquí no acabó todo, pues los Lancaster todavía no habían dicho la última palabra. Eligieron a Enrique Tudor que reclamaba el trono por ser pariente del asesinado Enrique VI. Las tropas de Enrique Tudor se enfrentaron con las de Ricardo III, resultando vencedor el primero, coronándose como nuevo rey de Inglaterra: Enrique VII.

Fin del conflicto

Enrique VII decidió acabar con todo aquel desbarajuste de bandos, reyes muertos, influencias de condes y unió a las dos casas de Lancaster y de York, casándose con la hija del fallecido Eduardo IV, hermana de Eduardo V, Isabel de York. Con la unión de las dos casas, finaliza este gran conflicto. El emblema resultante no fue ni la rosa roja ni la rosa blanca, sino la rosa Tudor.

Emblema resultante de la unión de las dos casas: La Rosa Tudor