jueves, 15 de octubre de 2015

JESUS DE NAZARET, VIDA, MUERTE Y RESURECCION (Parte II)


AÑOS PERDIDOS DE JESUS

Con los años perdidos de Jesús (o años oscuros) se hace referencia al periodo indocumentado entre la infancia de Jesús y el comienzo de su ministerio según relata el Nuevo Testamento.
Los evangelios relatan el nacimiento de Jesús, y el subsiguiente viaje a Egipto para librarse de la furia de Herodes (Mateo 2:13-23). Hay una referencia general a que María y el joven Jesús vivieron en Nazaret (2:23 Mateo; Lucas. 2:39-40). También hay un relato aislado de la visita de José, María, y Jesús a la ciudad de Jerusalén para celebrar la Pascua, cuando Jesús tenía doce años de edad (Lucas 2:41-50).
Después de ese episodio, hay una laguna en la historia que cubre dieciocho años en la vida de Cristo (desde los 12 a los 30 años). Aparte de la alusión genérica de que Jesús avanzaba en sabiduría, estatura, y en el favor de Dios y el hombre (Lucas 2:52), la Biblia no dice nada más acerca de la vida de Jesús durante este período de tiempo. Una suposición común entre los cristianos es que Jesús simplemente vivió en Nazaret durante ese período.
HIPÓTESIS SOBRE LOS AÑOS OSCUROS DE JESUS
Varios autores han afirmado haber encontrado pruebas de la existencia de escritos en India y Tíbet que apoyan la creencia de que Cristo estuvo en la India durante este periodo de su vida. Se citan antiguas creencias en varios lugares de la India de que Jesús pasó por allí en la antigüedad. Un manuscrito sobre una visita de Jesús al Tibet fue relatado por Nicolás Notovitch (1894). Subsiguientemente, varios otros autores escribieron sobre el asunto, incluyendo la líder religiosa Mirza Ghulam Ahmad (1899), Levi H. Dowling (1908), Swami Abhedananda, Nicolás Roerich (1923–1928)
LA BIBLIA CONTESTA ¿DONDE ESTUVO JESUS, EN SU ADOLESCENCIA?
Con pasmosa frecuencia me preguntan "¿Dónde estuvo Jesús en su adolescencia?". Puesto que la Biblia misma no da detalle alguno, aparentemente, acerca de ese período de la vida de Jesús, algunos afirman que viajó a Egipto, la India, China e incluso al remoto Tibet. Pero, ¿que dice realmente la Biblia? Veamos algunos pasajes reveladores y, a mi modesto entender, reveladores.
Para empezar, el evangelio de Lucas, que narra el episodio del Templo cuando Jesús tenía doce años de su edad, al final del capítulo dos dice: "Y él bajó con ellos y vino a Nazaret, y continuó sujeto a ellos. También, su madre guardaba cuidadosamente todos estos dichos en su corazón. Y Jesús siguió progresando en sabiduría y en desarrollo físico y en favor ante Dios y los hombres". (Lucas 2:51-52, cursivas mías). Aunque no se dan abundantes detalles, la Biblia sí diceque Jesús permaneció en Nazareth, donde creció, se desarrolló y llegó a ser bien conocido. ¿Cómo lo sabemos?
El evangelio de Marcos capítulo 6 versículos 2 y 3 nos muestra eso, pues allí dice que sus coterráneos se preguntaron: "¿De dónde consiguió este hombre estas cosas? ¿Y por qué se le habrá dado esta sabiduría a este hombre...?". Si Jesús hubiese viajado extensamente, nadie se hubiese sorprendido de la manera como enseñaba, con genuina autoridad (Mateo 7:29). Sencillamente habría sido resultado de haber obtenido amplia sabiduría humana en lugares remotos. Pero no fue así, por eso estaban sorprendidos. Jesús era bien conocido en la comarca donde se crió y la gente sabía de su profesión: carpintero, lo que seguramente le dotó de un físico impresionante, aunque la Biblia no da detalles al respecto.
Otro pasaje que nos muestra que era conocido, y de dónde obtuvo su sabiduría, lo ubicamos en el evangelio de Lucas capítulo 4 versículos 16 al 21. Allí se nos muestra que era costumbre de Jesús asistir los sábados a la sinagoga a escuchar la palabra de Dios. Como había cumplido los 30 años, se le permitió participar en la lectura pública y al entregársele el rollo, ubicó con facilidad Isaías 61:1-3 que luego procedió a leer. La manera cómo debe haber leído ese texto generó expectativa en todos y él, correctamente, aplicó esa profecía a sí mismo. Queda claro que mediante la operación del espíritu santo, y su propio ejemplar empeño, Jesús dominaba las Escrituras y las aplicaba con exactitud. Las tentaciones que sufrió de parte de Satanás el Diablo, poco después de su bautismo, así lo confirman. En las respuestas que le dio, en todas ellas Jesús utilizó las Sagradas Escrituras para darle una contundente respuesta al demonio (Compare con Mateo 4:3-11). Que excelente ejemplo para todo cristiano, ¿no es cierto?
Queda patente entonces que Jesús creció en sabiduría, pero no la mundana o terrenal, sino en la "sabiduría que desciende de arriba" (Santiago 3:15), la de su Padre que estaba en los cielos (Mateo 6:9), que tuvo a bien compartir con su Hijo unigénito a quien había aprobado (Mateo 3:17).
Cualquier otra postura puede ser válida entre personas que no tienen fe o conocimiento bíblico, y ejerciendo su libre albedrío pueden proponer toda clase de teorías y fantasías... allá ellos. Pero, la Biblia ofrece respuestas sencillas aún a las más elementales de las preguntas, como ésta. Sin embargo, peor aún son aquellas personas que teniendo conocimiento de la Biblia la tuercen para propósitos perjudiciales o malignos, en imitación del accionar del resistidor de la soberanía de Dios (lo que significa el nombre Satanás). Éste usó incorrectamente las Escrituras en la segunda tentación, pero fue corregido de modo contundente por Jesús. Por eso, no basta con el simple conocimiento, sino que hay que ahondar en busca de entendimiento, discernimiento y sabiduría (Proverbios 5:1-2), sólo así nuestra capacidad de pensar se empleará de modo correcto y provechoso, para la gloria de Dios, el Padre (Juan 17:3; 1 Corintios 8:5-8), tal como hizo Jesús (Juan 17:5), en privado como públicamente (Juan 18:20), lo cual fue imitado por los primeros cristianos, incluso los apóstoles (Hechos 2:14; 4:8, 29; 5:27-29, 42 20:20).

BAUTISMO Y TENTACIONES

La llegada de Jesús fue profetizada por Juan el Bautista (su primo, según el Evangelio de Lucas),por quien Jesús fue bautizado en el río Jordán. Durante el bautismo, el Espíritu de Dios, en forma de paloma, descendió sobre Jesús, y se escuchó la voz de Dios.

Según los Evangelios sinópticos, el Espíritu condujo a Jesús al desierto, donde ayunó durante cuarenta días y superó las tentaciones a las que fue sometido por el Demonio.No se menciona este episodio en el Evangelio de Juan. Después Jesús marchó a Galilea, se estableció en Cafarnaún,y comenzó a predicar la llegada del Reino de Dios.

Vida pública

Acompañado por sus seguidores, Jesús recorrió las regiones de Galilea y Judeapredicando el Evangelio y realizando numerosos milagros. El orden de los hechos y dichos de Jesús varía según los diferentes relatos evangélicos. Tampoco se indica cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús, aunque el Evangelio de Juan menciona que Jesús celebró la fiesta anual de la Pascua judía (Pésaj) en Jerusalén en tres ocasiones. En cambio los Evangelios sinópticos mencionan solo la fiesta de Pascua en la que Jesús fue crucificado.

Gran parte de los hechos de la vida pública de Jesús narrados en los evangelios, tienen como escenario la zona septentrional de Galilea, en las cercanías del mar de Tiberíades, o lago de Genesaret, especialmente la ciudad de Cafarnaúm, pero también otras, como Corozaín o Betsaida. También visitó, en el sur de la región, localidades como CanáNaín, y la aldea en la que se había criado, Nazaret, donde fue recibido con hostilidad por sus antiguos convecinos.Su predicación se extendió también a Judea (según el Evangelio de Juan, visitó Jerusalén en tres ocasiones desde el comienzo de su vida pública), y estuvo en JericóBetania (donde resucitó a Lázaro).

Escogió a sus principales seguidores (llamados en los evangelios «apóstoles»; en griego, ‘enviados’), en número de doce, de entre el pueblo de Galilea. En los sinópticos se menciona la lista siguiente: Simón, llamado Pedro y su hermano AndrésSantiago el de Zebedeo y su hermano JuanFelipe y BartoloméTomás y Mateo el publicanoSantiago el de Alfeo y TadeoSimón el Zelote y Judas Iscariote, el que posteriormente traicionaría a Jesús (Mt 10,2-4; Mc 3,16-19; Lc 6, 13-16).Algunos de ellos eran pescadores, como las dos parejas de hermanos formadas respectivamente por Pedro y Andrés, y Juan y Santiago.Mateo se identifica generalmente con Leví el de Alfeo, un publicano de quien en los tres sinópticos se relata brevemente cómo fue llamado por Jesús (Mt 9,9; Mc 2,14; Lc 5,27-28).lo que acarreó a Jesús numerosos reproches de los fariseos.

El Evangelio de Juan solo menciona los nombres de nueve de los apóstoles, aunque en varios pasajes hace referencia a que eran doce.

Predicó tanto en sinagogas como al aire libre, y las muchedumbres se congregaban para escuchar sus palabras. Entre sus discursos, destaca el llamado Sermón de la Montaña, en el Evangelio de Mateo (Mt 5-7). Utilizó a menudo parábolas para explicar a sus seguidores el Reino de Dios. Las parábolas de Jesús son breves relatos cuyo contenido es enigmático (a menudo han de ser después explicadas por Jesús). Tienen en general un contenido escatológico y aparecen exclusivamente en los Evangelios sinópticos. Entre las más conocidas están la parábola del sembrador (Mt 13,3-9; Mc 4,3-9; Lc 8,5-8), cuyo significado explica Jesús a continuación; la de la semilla que crece (Mc 4,26-29); la del grano de mostaza (Mt 13,31-32; Mc 4,30-32), la de la cizaña (Mt 13,24-30), la de la oveja perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,3-7), la del siervo despiadado (Mt 18, 23-35), la de los obreros enviados a la viña (Mt 20,1-16), la de los dos hijos (Mt 21,28-32), la de los viñadores homicidas (Mt 21,33-42; Mc 12,1-11; Lc 20,9-18); la de los invitados a la boda (Mt 22, 1-14), la de las diez vírgenes (Mt 25,1-13), la de los talentos (Mt 25,14-30; Lc 19,12-27). Dos de las más conocidas aparecen solo en el Evangelio de Lucas: se trata de las parábolas del samaritano (Lc 10,30-37) y del hijo pródigo (Lc 15,11-32). En las parábolas, utiliza Jesús frecuentemente imágenes relacionadas con la vida campesina.

Mantuvo controversias con miembros de algunas de las más importantes sectas religiosas del judaísmo, y muy especialmente con los fariseos, a quienes acusó de hipocresía y de no cuidar lo más importante de la Torá: la justicia, la compasión y la lealtad (Mt 12, 38-40; Lc 20, 45-47).

La originalidad de su mensaje radicaba en la insistencia en el amor al enemigo (Mt 5,38-48;Lc 6, 27-36) así como en su relación estrechísima con Dios a quien llamaba en arameo con la expresión familiar Abba (Padre) que ni Marcos (Mc 14,36) ni Pablo (Rm 8, 15; Gal 4, 6) traducen. Se trata de un Dios cercano que busca a los marginados, a los oprimidos (Lc 4, 18) y a los pecadores (Lc 15) para ofrecerles su misericordia. La oración del Padre nuestro (Mt 6,9-13: Lc 11,1-4), que recomendó utilizar a sus seguidores, es clara expresión de esta relación de cercanía con Dios antes mencionada.

Milagros relatados en los evangelios

La resurrección de Lázaro por Giottodi Bondone (siglo XIV).

Según los evangelios, durante su ministerio Jesús realizó varios milagros. En total, en los cuatro evangelios canónicos se narran veintisiete milagros, de los cuales catorce son curaciones de distintas enfermedades, cinco exorcismos, tres resurrecciones, dos prodigios de tipo natural y tres signos extraordinarios.

  • Los evangelios narran las siguientes curaciones milagrosas obradas por Jesús:
  1. Sanó la fiebre de la suegra de Pedro, en su casa en Cafarnaúm, tomándola de la mano (Mc 1,29-31; Mt 5,14-15; Lc 4,38-39);
  2. Sanó a un leproso galileo mediante la palabra y el contacto de su mano (Mc 1,40-45; Mt 8,1-4; Lc 5,12-16);
  3. Sanó a un paralítico en Cafarnaúm que le fue presentado en una camilla y al que había perdonado sus pecados, ordenándole que se levantara y se fuera a su casa (Mc 2, 1-12; Mt 9,1-8; Lc 5,17-26);
  4. Sanó a un hombre con la mano seca en sábado en una sinagoga, mediante la palabra (Mc 3,1-6; Mt 12,9-14;Lc 6,6-11);
  5. Sanó a una mujer que padecía flujo de sangre, que sanó al tocar el vestido de Jesús (Mc 5,25-34; Mt 9,18-26; Lc 8,40-56);
  6. Sanó a un sordomudo en la Decápolis metiéndole los dedos en los oídos, escupiendo, tocándole la lengua y diciendo: «Effatá», que significaría ‘ábrete’ (Mc 7,31-37);
  7. Sanó a un ciego en Betsaida poniéndole saliva en los ojos e imponiéndole las manos (Mc 8,22-26);
  8. Sanó a Bartimeo, el ciego de Jericó (Mt 20,29-34; Mc 10,46-52; Lc 18,35-45);
  9. Sanó a distancia al criado del centurión de Cafarnaúm (Mt 8,5-13, Lc 7,1-10, Jn 4,43-54; Jn 4,43-54);
  10. Sanó a una mujer que estaba encorvada y no podía enderezarse, mediante la palabra y la imposición de manos (Lc 13,10-17). Esta curación tuvo lugar también en sábado y en una sinagoga;
  11. Sanó a un hidrópico en sábado, en casa de uno de los principales fariseos (Lc 14, 1-6).
  12. Sanó a diez leprosos, que encontró de camino a Jerusalén, mediante la palabra (Lc 17,11-19).
  13. Sanó a un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo, en Jerusalén, en sábado (Jn 5,1-9).
  14. Sanó a un ciego de nacimiento untándolo con lodo y saliva, tras lo cual le ordenó lavarse en la piscina de Siloé (Jn 9,1-12).
  • En los evangelios canónicos aparecen cinco relatos de expulsiones de espíritus impuros (exorcismos) realizados por Jesús:
  1. Expulsó a un demonio en la sinagoga de Cafarnaúm (Mc 1,21-28; Lc 4,31-37);
  2. Expulsó a otro en la región de Gerasa (Mt 8,28-34; Mc 5,1-21; Lc 8,26-39);
  3. Expulsó a otro que poseía a la hija de una mujer sirofenicia (Mt 15,21-28; Mc 7,24-30);
  4. Expulsó a otro que atormentaba a un epiléptico (Mt 17,20-24; Mc 9,14-27; Lc 9,37-43);
  5. Expulsó a un «demonio mudo» (Lc 11,14; Mt 12,22).

Además, hay varios pasajes que hacen referencia de modo genérico a exorcismos de Jesús (Mc 1,32-34;Mc 3,10-12).

  1. Resucitó a una niña de doce años, la hija de Jairo (Mc 5,21-24, Mt 9,18-26, Lc 8,40-56). Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino solo dormida (Mt 9,24;Mc 5,39;Lc 8,52).
  2. Resucitó al hijo de la viuda de Naín (Lc 7,11-17).
  3. Resucitó a Lázaro de Betania (Jn 11,1-44).
  • Jesús obró también, según los evangelios, dos prodigios de tipo natural, en los que se pone de manifiesto la obediencia de las fuerzas naturales (el mar y el viento) a su autoridad.
  1. Jesús ordenó a la tempestad que se calme y esta obedece (Mt 8,23-27; Mc 4,35-41; Lc 8,22-25).
  2. Jesús caminó sobre las aguas (Mt 14,22-33; Mc 6,45-52; Jn 6,16-21).
  • Tres signos extraordinarios, que tienen un sentido acusadamente simbólico:
  1. Multiplicación de los panes y los peces. Es el único de todos los milagros de Jesús que es registrado por todos los evangelios (Mc 6,32-44; Mt|14,13-21; Lc 9,10-17; Jn 6,1-13). Ocurre en dos ocasiones según el Evangelio de Marcos (8,1-10) y el Evangelio de Mateo (15,32-39);
  2. la pesca milagrosa (Lc 5,1-11; Jn 21,1-19);
  3. la conversión del agua en vino en las bodas de Caná (Jn 2,1-11).

En esos tiempos, los escribas, fariseos y otros, atribuyeron a una confabulación con Belcebú este poder de expulsar a los demonios. Jesús se defendió enérgicamente de estas acusaciones.Según los relatos evangélicos, Jesús no solo tenía el poder de expulsar demonios, sino que transmitió ese poder a sus seguidores.Incluso se menciona el caso de un hombre que, sin ser seguidor de Jesús, expulsaba con éxito demonios en su nombre.

Transfiguración

Transfiguración de Jesús, por Rafael(siglo XVI).

Los Evangelios sinópticosrelatan que Jesús subió a un monte a orar con algunos de los apóstoles, y mientras oraba se transformó el aspecto de su rostro, y su vestido se volvió blanco y resplandeciente. Aparecieron junto a él Moisés y Elías. Los apóstoles dormían mientras tanto, pero al despertar vieron a Jesús junto a Moisés y Elías. Pedro sugirió que hicieran tres tiendas: para Jesús, Moisés y Elías. Entonces apareció una nube y se oyó una voz celestial, que dijo: «Este es mi Hijo elegido, escuchadle». Los discípulos no contaron lo que habían visto.


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